martes, 4 de febrero de 2014

MI FAMILIA

Soy uno de los tres dioses supremos dentro del círculo del Olimpo junto con mis hermanos Zeus, dios del cielo y Hades, dios del inframundo. 

Me casé con Anfitrite, una nereida de impresionante belleza hija del océano en la que me fijé cuando buscaba esposa.

Yo le pedí a su padre en matrimonio, pero ella se empeñó en conocerme antes de aceptar. En cuanto me vio, ella retrocedió porque yo presentaba un aspecto desagradable con las barbas húmedas y pobladas de algas. Pero más tarde, para que ella me aceptara, envié a un delfín para que explicara a la ninfa el inmenso Impero que podía llegar a poseer, además de poder y riquezas incalculables, lo que la convenció definitivamente para ser mi esposa.


Juntos tuvimos un hijo tritón al que llamamos Tritón (por aquellos días no estaba muy inspirado la verdad) que se convirtió en un dios mensajero de las profundidades marinas. Después de este tuve alrededor de 50 hijos, pero a partir del 30 dejé de contar... Además, mis tareas de padre no solo se complicaron por el número de hijos, sino que además algunos de ellos eran humanos, otros caballos, gigantes, e incluso cíclopes.

Una historia curiosa es la de uno de mis hijos cíclope: Polifemo. Resulta que Odiseo, uno de sus esclavos le dijo un día que se llamaba Nadie y, aquella misma noche, cegó su único ojo. Luego, ató a sus compañeros y a él mismo al vientre de las ovejas del cíclope; cuando éstas salieron de la cueva, Polifemo tocaba sus lomos y no se percató de que los hombres salían con ellas. Cuando se dio cuenta y quiso pedir ayuda a los demás cíclopes, éstos preguntaron quién lo había cegado y él respondió "Nadie me ha herido". Entonces sus compañeros pensaron que se había vuelto loco y no le prestaron ninguna ayuda.

Otro de mis hijos que conocí bastante bien fue Sinis, un gigante dotado de una fuerza extraordinaria. Fue apodado el “doblador de pinos” por la costumbre de doblar a su paso pinos, o de poner a los viajeros que capturaba atados al árbol y luego lo disparaba aplastándolo contra el suelo.

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